jueves, 8 de mayo de 2008

Fingiendo escribir




Kandinsky decora el paisaje cósmico, las flotantes esferas. Klee subacuático regula el oxígeno en los mundos circundantes. Kandinsky del aire, Klee del agua. El universo Klee está relleno; el universo Kandinsky está compuesto.
El espacio Klee es carnoso, sin vacíos, sin tiempos muertos o completamente muertos. Hay un universo que está, que fluctúa imperceptiblemente. El universo Kandinsky está violentamente quieto, está por un instante pero abarcando un espacio del que huirá de inmediato. El universo de uno, es; el del otro, está. El espacio Kandinsky se hace presente mediante figuras. El espacio Klee es todas las figuras y ninguna. No hay fondo y figura. Hay fondo-figura.
En el espacio Kandinsky, donde no hay línea, trazo o figura, hay un vacío metafísico. En el espacio Klee no hay vacío: hay un todo metafísico. Vacío y Todo son la misma realidad metafísica. Una realidad que puede ser pacífica o angustiosa. Todas sus composiciones (las de ambos) son variaciones entre esos significados: Paz o Angustia.
De alguna manera, Kandinsky esconde mostrando en el vacío. Klee muestra escondiendo en el todo.

Nosotros, o algunos de nosotros participamos, conscientes o inconscientes, de una fluctuación semejante en nuestras vidas. Pero considerándolo un poco más, si hay un espacio, si hay un lugar, hay una fuga

et tout le reste n’est que littérature
ou condition humaine.


(Markus v. Hertenstein, La ínfima cosa)


Kandinsky: Tranverse line

Klee: Dream city